Con un elenco plagado de
estrellas y una historia de época, se estreno ayer (jueves 20) en nuestros
cines “Gran hotel Budapest”, del director norteamericano Wes Anderson.
El film tiene como
protagonistas principales a Ralph Fiennes y Tony Revolori, pero además cuenta
con numerosos actores de primera línea, muchos de ellos viejos conocidos del
director, entre los que se destacan: Owen Wilson (quien también firmó los
guiones de los primeros tres filmes de Anderson), Bill Murray, Jason
Schwartzman, Jeff Goldblum, Edward Norton, Tilda Swinton, Willem Dafoe y Harvey
Keitel, entre otros.
La cinta, que tiene sus
raíces en las novelas del escritor austriaco Stefan Zweig, cuenta la historia
de Gustave (Ralph Fiennes), un legendario conserje de un famoso hotel europeo
del período de entreguerras, y de Zero Moustafa (Tony Revolori), un botones que
se convierte en su amigo más leal. La historia incluye el robo y recuperación
de una pintura renacentista de incalculable valor, una frenética batalla por
una inmensa fortuna familiar, y el inicio de la más dulce historia de amor.
Como telón de fondo, un continente que está sufriendo una rápida y drástica
transformación.
Esta es la novena película
de Anderson como director, anteriormente fue responsable de obras como: “Los excéntricos
Tenenbaum” (2001), una comedia dramática protagonizada por Gene Hackman y
Anjelica Huston, y “Life Aquatic” del año 2004, comedia estelarizada por Owen
Wilson y Bill Murray.
“Gran Hotel Budapest” se
estreno el pasado 7 de marzo en los cines de los Estados Unidos.
Gran Hotel Budapest
“Todavía queda un atisbo de
civilización en el matadero de barbarie que conocemos como la humanidad”, dice
el refinado conserje Gustave a su inseparable botones Zero, en uno de los
numerosos viajes en tren que bañan la película, y creo que resume bastante bien
la esencia de lo que el director quiso plasmar en la gran pantalla.
Si bien la cinta tiene
varias capas narrativas, algunas más y otras menos interesantes, lo más
destacable de “Gran hotel Budapest”, sin dudas, está en el marco ideológico que
rodea la obra, porque aunque la ubicación geográfica y los personajes aludidos en
el film sean ficticios, hay en él profundo paralelismo con la problemática del
viejo continente durante principios del siglo pasado.
El personaje que encarna
Ralph Fiennes parece ser uno de los últimos bastiones de un orden que para él
ha sido puesto en cuestión. En una Europa desgarrada por la guerra, donde las
tradiciones y los valores morales estaban cambiando, no solo gracias al
advenimiento de regímenes totalitarios y a las guerras mundiales, sino también
a las convulsionadas transformaciones sociopolíticas ocurridas ya durante el
siglo XIX.
Gustave conserva todavía en
1930 ese perfume aristocrático, esos códigos de caballero, esas formas propias
de la “Belle Époque”, que ya para el siglo XX y, con la aparición del fascismo,
se iban quedando en el tiempo.
Dentro de este
cuestionamiento más general es donde se van estableciendo los hechos puntuales
del film, que van desde la lucha por la herencia de una acaudalada anciana,
hasta una tierna historia de amor surgida en tiempos difíciles.
Aunque podemos decir que el
guion no es de lo más original, la obra de Anderson tiene un condimento muy
especial que vale la pena mencionar, y es que el diseño artístico es
verdaderamente sorprendente. La película fue filmada enteramente en Alemania, y
es poseedora de una estética general de tintes caricaturescos, por momentos
casi surrealistas, con unos escenarios enormes, entre los que se destacan
mansiones antiguas, museos de arte y fastuosos hoteles retratados de una manera
brillante.
La banda sonora fue
compuesta por el destacado compositor francés Alexandre Desplat, quien nos
deleita con variadas piezas musicales, donde la música romaní se mezcla con
címbalos, balalaicas rusas y música folclórica polaca. Todo esto, aterciopelado
con las mayores virtudes de la música clásica tradicional y académica.
“Gran hotel Budapest” es una
comedia que funciona, de una belleza estética por encima de la media, y con
unas actuaciones por parte de sus actores principales sumamente creíbles, todo
esto sumado a un telón de fondo muy atractivo. Anderson conserva todos los
rasgos propios de su obra, y de a poco parece ir encontrando nuevas historias
que se adaptan a un estilo que ya se transformo en marca registrada del
cineasta.
¡Saludos internautas!
¡Saludos internautas!
"El gran Hotel Budapest": Un viaje en el tiempo
Reviewed by Martín
on
3/21/2014 12:09:00 p.m.
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