Viridiana: fetichismo, religión e infortunios



Corría la década del '60 en España, la dictadura franquista llevaba ya veinte años en el poder y el director de cine aragonés, Luis Buñuel, exiliado en México luego del advenimiento de la misma, maduraba la idea de volver a filmar en su país. 

En tierras aztecas había rodado algunos proyectos de éxito como: “Los olvidados” (1950), “Él” (1953) o “Nazarín” (1959), los cuales le habían dado el reconocimiento necesario para retornar al orbe español, en pleno intento de apertura del régimen dictatorial de Francisco Franco. 

Dicho retorno se concretó finalmente en mayo de 1960, donde durante un breve periodo de tiempo visitó a su familia y recorrió el país. Luego, durante una segunda visita, mantiene algunos encuentros que serán claves para su deseo de volver a filmar en España. 


En primer lugar, se pone en contacto con miembros de la UNINCI (Unión Industrial Cinematográfica) y con el productor Pere Portabella, con quienes ya había tenido un acercamiento durante el festival de Cannes ocurrido ese mismo año. 


El segundo hecho clave para el futuro de “Viridiana”, es el encuentro que el cineasta mantiene con la actriz mexicana Silvia Pinal y el empresario Gustavo Alatriste, durante el mismo viaje a su tierra natal. Allí, la pareja propone financiar su próximo proyecto con la intención de que la mujer del empresario sea la protagonista del mismo. 


Las dos partes llegaron a un acuerdo y el aragonés, junto a Julio Alejandro, comenzó con el desarrollo del guión de lo que luego sería “Viridiana”, inspirada libremente en la novela “Halma” de Benito Pérez Galdós. 


Sin embargo, su filmación no sería sencilla, ya que una vez acabado el mismo, el texto tuvo que pasar por el filtro de la censura franquista. Finalmente, el 20 de enero de 1961 el guión fue aprobado (con algunas modificaciones), dando lugar al inicio del rodaje la primera semana del mes de febrero. 

Apertura económica y modernización 


El film del cineasta Español, se enmarca en un contexto donde, desde el fin de la segunda guerra mundial en 1945, el poder mundial se encontraba dividido en dos: un bloque comandado por Estados Unidos y sus aliados occidentales, y otro liderado por la Unión Soviética. Dicha situación provocaba tensión y constantes re alineamientos políticos a nivel internacional, dando lugar a un período de constantes cambios y grandes contradicciones. 

Durante este período, como forma de superar la crisis económica y política de posguerra, van a adoptarse en muchos países del mundo, pero sobre todo en las grandes potencias occidentales, medidas tendientes a generar mayor bienestar social y económico en la población, con el objetivo de morigerar las contradicciones hacia el interior de las sociedades. 

En este sentido, a nivel económico, nos encontramos en el devenir de lo que se dio en llamar la “edad de oro del capitalismo”, signada por una mayor intervención del Estado en la economía y un crecimiento económico nunca antes alcanzado, sobre todo, gracias al uso de nuevas tecnologías y la introducción de métodos de producción más eficientes. 








De esta manera, el aumento de la producción generó mayores niveles de empleo y un aumento significativo de la demanda, dando lugar a lo que se llamó “sociedad de consumo”. 



En este marco general, para fines de los años '50, España se encontraba saliendo de un agotador proceso económico de autosuficiencia que había sido útil durante la Segunda Guerra Mundial, pero que luego se había mantenido voluntariamente por decisión política del régimen franquista . Dicha situación tuvo grandes costos para el pueblo español dado que, de ésta manera, el país ibérico había quedado por fuera del Plan Marshall de reconstrucción europea de posguerra, limitado su comercio exterior y retrasado varios años su desarrollo económico. 



En este sentido, con la intención de salir del estancamiento, durante los años de gestación del film que nos ocupa, el gobierno español va a llevar a cabo un conjunto de medidas tendientes a una mayor apertura económica denominado: “Plan de Estabilización” (1959).

A grandes rasgos, el Plan de Estabilización supuso un incremento en el crecimiento económico del país nunca antes visto y, fruto de los desequilibrios de un proceso de ésta magnitud, una amplia transformación social que atravesó un doble proceso: por un lado, una emigración de población hacia los países más desarrollados de Europa y, simultáneamente, un éxodo rural del campo a la ciudad en búsqueda de empleo.





La urbanización, la aparición de una nueva clase obrera y el aumento en el crecimiento de la población, fueron algunos de los factores que vieron nacer una sociedad de consumo de masas. 

De esta manera, es en este entorno de apertura económica y modernización de principios de la década del '60, que el director aragonés Luis Buñuel consigue, por intermedio del actor Francisco Rabal, el permiso para volver a pisar suelo español y concretar su anhelo de volver a filmar en su tierra natal. 

Relato de una novicia en apuros  


En una zona rural de algún lugar de la meseta castellana, Viridiana (Silvia Pinal), una joven novicia que está a punto de tomar los hábitos, visita a su tío Don Jaime (Fernando del Rey) con el objetivo de devolverle algo de lo que él a hecho por ella al pagarle sus estudios. 


A su vez, el notable parecido entre Viridiana y la difunta esposa de Don Jaime, hace que éste se obsesione con ella al punto de pedirle que contraigan matrimonio. La joven se muestra ofendida y planea irse de la mansión de su tío lo antes posible, por lo que el mismo decide, con la ayuda de su criada, inducirle el sueño con una droga y así retenerla más tiempo a su lado.




Luego de un intento de abuso fallido por parte de su tío mientras ella se encontraba en estado de sedación, la joven huye horrorizada pero su tío vuelve a intentar detenerla diciéndole que, mientras dormía, el la había poseído, por lo cuál ya no podría volver al convento a tomar los votos. La nueva estrategia no surte efecto, Viridiana abandona el lugar y la vida de su tío acaba trágicamente. 

Dicha situación hará que la vida de la novicia tome un nuevo rumbo, dejará de lado la idea de ser monja y se dedicará a la caridad en la hacienda de su tío. Pero la llegada Jorge (Francisco Rabal), hijo natural de Don Jaime, cambiará definitivamente su destino.

Represión y Religión

El contexto aperturista en lo económico y cultural del franquismo de los años '60 en el que se enmarca la producción de la cinta, no implicaba un relajamiento de una situación represiva generalizada en todos los órdenes de la vida. El nacionalismo católico era una de las señas ideológicas preferidas por el régimen, y ésto se manifestó en la hegemonía que tuvo la iglesia durante todo el proceso histórico. 

Dicha situación está notablemente retratada en la obra de Buñuel, sobre todo en lo que refiere a la represión sexual, eje que atraviesa toda la cinta. 

En primera instancia, la novicia, como personaje principal de la cinta, ya sugiere un abandono del apetito carnal por la devoción espiritual, aspecto no menor en el contexto general de la obra. 

Es notable como el director logra capturar destellos de esa sexualidad reprimida donde los personajes la manifiestan, algunas veces consciente y otras inconscientemente, lo que demuestra no solo su maestría, sino también su influencia freudiana. 

En este sentido, es reseñable la escena donde la monja se sonroja frente a la ubre de la vaca, revelando sus pulsiones sexuales reprimidas. También podemos señalar en este mismo sentido, la escena donde Don Jaime deposita a su sobrina en la cama luciendo el vestido de novia de su esposa, besándola, abrazándola y dejando su escote al descubierto, para que después la culpa no le permita perpetrar el acto que se sugiere. 



El fetichismo propio de la religión cristiana también cumple un rol fundamental en este aspecto. Son destacables varios elementos y circunstancias a lo largo del film, donde el director señala cosas mediante objetos/símbolos. Las reliquias que Viridiana guarda en su valija, la escena de Don Jaime travistiéndose con la ropa de su esposa, o la cruz que esconde un cuchillo que Jorge descubre entre los utensilios de su padre, son algunas manifestaciones de esta devoción por los objetos propia de la España católica. 

La caridad como aliada del orden burgués



El film de Buñuel está claramente dividido en dos segmentos, el primero, donde se desarrollan los hechos vinculados a la relación entre Viridiana y su tío Don Jaime y, el segundo, donde la novicia dedica su vida a la caridad y conoce a Don Jorge. 

En esta segunda parte, el cineasta aragonés sugiere de varias maneras la inutilidad de la caridad como herramienta para solucionar los males del mundo burgués. Pero sin dudas, hay una que es del todo sugerente en este sentido. En la misma, Don Jorge se acerca a un carruaje que trae consigo a un par de agentes de la guardia civil, allí, el mismo, se apiada de las malas condiciones en las que el cochero tiene a su perro y decide comprárselo para salvarlo del su condición. Acto seguido, se ve al perro desesperado por ir en busca de algo que, al voltear la cámara, caemos en la cuenta de que es otro carruaje con un perro en las mismas condiciones que el primero. 




Esto demuestra magistralmente como, el asistencialismo a nivel individual, no cambia de ninguna manera el orden social, sino que no hace más que ayudar a perpetuarlo. Una vez más, la mirada del director aragonés, sutil y aguda, puesta sobre una virtud cristiana. 

El ocaso de las tradiciones y el advenimiento de un nuevo tipo de sociedad: materialismo e idealismo

Durante toda la segunda parte del film, Buñuel sugiere en sucesivas ocasiones una transformación en los valores tradicionales de la sociedad agraria de la época y la llegada de un nuevo orden, basado en el pragmatismo y en lo material. Este cambio está marcado claramente por la llegada del personaje que encarna Paco Rabal, arquetipo completamente opuesto al viejo hidalgo romántico e idealista que era su padre. 

Ilustran este aspecto, el montaje que el director hace en la escena donde los mendigos que son fruto de la caridad de Viridiana rezan El Ángelus, donde se contraponen magistralmente imágenes del trabajo de los obreros de la hacienda comandados por Don Jorge, y la devoción religiosa de los primeros. 

También es reseñable en este sentido lo que a todas luces es la mejor escena del film. Nos referimos a la cena de los mendigos con claras referencias a una de las obras más célebres del pintor Leonardo Da Vinci. Allí se manifiesta toda la irreverencia del cineasta, pero también la contraposición de todo el ideal cristiano a la cruda realidad social y a la propia condición humana. 


En esa escena, donde desaparecen todas las ataduras culturales que disciplinan a los mendigos y aparece todo lo que el cristianismo llama “pecados capitales”, puede verse no solo la hipocresía de la sociedad española de la época, sino también lo que se esconde detrás de la represión de las pasiones y deseos humanos.  

Tampoco es ingenua en este aspecto, la elección del nombre Viridiana como título del film y nombre para la protagonista principal del mismo, en clara referencia a una santa católica del período medieval. El devenir de la novicia, desde la ingenuidad y devoción del inicio, hasta la memorable escena final donde termina jugando al tute con la criada y Don Jorge, es sumamente simbólico para los fines de demostrar la degradación del orden tradicional. 

Premios y polémica 



La recepción del film fue excelente, tanto es así que es la única película española en haber ganado el máximo galardón en el Festival de cine de Cannes. Sin embargo, su estreno allí no estuvo exento de polémicas, ya que le valió la condena de la iglesia católica por la “impiedad y blasfemia” que emanaba de la cinta. 




Dicho conflicto, generó la prohibición de la película tanto en Italia como en España donde, en este último país, solo pudo ser exhibida al público una vez finalizado el régimen franquista en 1977. 



Pero no todo termino así, en España la película se convirtió en un tema tabú. La prohibición no solo afectaba la proyección de la cinta, sino que su simple mención en ámbitos periodísticos o alusión al premio recibido en Cannes, era motivo de condena.
Ante éstas circunstancias, el productor Alatriste consiguió nacionalizar mexicana la cinta y, de esta manera, pudo ser distribuida y exhibida en el resto del mundo.
Viridiana: fetichismo, religión e infortunios Viridiana: fetichismo, religión e infortunios Reviewed by Martín on 1/08/2018 12:56:00 p.m. Rating: 5

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