Es
claro que en este espacio no acostumbro a subir publicaciones sobre
series. Sin embargo, luego de llevar bastante tiempo sin subir
contenido, hace unos meses, sucedió algo que me hizo romper la
inercia y volver a ésto que es para mí una verdadera terapia en
caracteres.
El
origen de la criatura
Pasaron 25
años desde que el maestro de Montana nos entregó
una de las piezas más enigmáticas, vanguardistas e imperfectas de
la historia de la televisión.
Corría
el año 1990, el mundo occidental venía de una década
de transformación neoliberal, se desintegraba el bloque soviético
y Francis Fukuyama decretaba "El fin de la
historia" entendida como lucha ideológica.
Se
desarrollaba el auge de la globalización posmoderna, y se expandía
el imperio comunicacional norteamericano por todo el globo como nunca
antes gracias a las nuevas autopistas de la tv por cable.
Series
como: "Beverly Hills, 90210", "El
príncipe del rap" o "La ley y el orden",
salían a la luz y viajaban por dichas autopistas a todo el mundo.
Sin
embargo, en este contexto, nadie se imaginaba que algo estaba a punto
de cambiar en la historia de la televisión para siempre, dando lugar
a un fenómeno que sería la piedra fundacional del apogeo de
las series que inundan nuestras pantallas hoy en día.
Twin
Peaks se emitió por primera vez el 8 de abril de 1990 por
la cadena norteamericana ABC, siendo un éxito rotundo e
inesperado para la televisora. La
primer temporada estuvo dividida en 8 episodios donde,
el hoy ya célebre agente Dale Cooper (Kyle
MacLachlan), intentaba desentrañar el origen de la muerte
de Laura Palmer (Sheryl Lee), una joven muy querida
por los lugareños de una localidad ficticia situada al noreste del
estado de Washington.
No
obstante, con esa trama como telón de fondo, a medida que
pasaban los capítulos el apacible pueblo de Twin Peaks, de tan solo
52.121 habitantes, fue mostrando que algo oscuro se escondía detrás
de sus frondosos bosques y sus peculiares personajes.
Si
bien Lynch y Frost fueron los creadores de la serie, el primero sólo
dirigió dos episodios de esta primera tanda de capítulos que,
dada su notable popularidad, fue renovada por la cadena televisiva
para una segunda temporada. Mucho
más irregular que la primera, dicha continuación contó con 22
episodios emitidos de forma discontinua, y su visionado
evidenció grandes desavenencias entre los creadores
y la cadena ABC.
En esta segunda tanda de episodios, se observaba un tono surrealista más marcado, donde el elemento fantástico, sugerido en los primeros ocho
episodios, pasa a un primer plano dejando ver, para mi gusto, los
mejores capítulos que dio la serie de los '90. Sin
embargo, como mencioné anteriormente, el carácter enigmático
del estilo "lyncheano" comenzó a chocar con la ansiedad de
los ejecutivos de la cadena televisiva.
De esta manera, aunque los creadores de la serie sabían que una vez evidenciada la mayor incógnita: "¿Quién mató a Laura Palmer?", sería
muy complicado seguir motorizando el proyecto, cedieron a las presiones de la ABC, y decidieron
revelar el misterio principal en el capítulo 17 de la
segunda temporada.
Dichos
desaciertos en el guión, junto con una serie de cambios de horario,
alternancia de directores en cada capítulo y desinterés del
propio Lynch en el proyecto, fueron generaron una previsible
caída en la audiencia y un derrotero errático para Twin Peaks.
Quizás con el único aliciente de un apoteótico episodio final
dirigido magistralmente por el cineasta de Missoula.
Fue
así como, por diferentes problemas, una de las series más
vanguardistas de la historia terminó dejando un sabor agridulce.
Aunque la promesa de un regreso, representada en el epilogo por las
palabras de la propia Laura Palmer al agente Cooper: "Te
veré en 25 años", permitía guardar alguna esperanza de
volver a ver aquel pueblo perdido de norteamérica y sus grotescos
personajes.
Luego
de que la serie original fuera cancelada por ABC en 1991,
David Lynch intentó completar la historia de Twin Peaks con algunos
films de escasa repercusión en su época como: "Twin Peaks:
Fire Walk whit Me" (1992) o "Twin Peaks:
Missing Pieces" (2014). El primero cuenta los días previos a la aparición sin vida de Laura Palmer y es considerado hoy una película de culto, el más reciente ("Missing Pieces") no es un film en sí mismo, sino un compendio de escenas eliminadas que complementan la narrativa de "Fire Walk Whit Me".
Eso era todo lo que teníamos hasta que, después de algunos idas y vueltas, en octubre de 2014, luego de varios años de rumores y desmentidas, la cadena Showtime anunció que comenzaría a producir una secuela junto a Lynch y Frost.
El relato continúa exactamente donde culminó la segunda temporada allá por el año 1991, ya que si bien se había desentrañado el misterio principal de la serie original, algunos elementos permitían elaborar nuevos interrogantes para el desarrollo de la historia y los personajes.
Con la mayoría del reparto original, algunas figuras de renombre en el casting y, nuevamente, el magistral Angelo Badalamenti a cargo de la partitura musical, el 21 de mayo de 2017 nos adentramos nuevamente en el mundo de Twin Peaks aunque, ésta vez, todo había cambiado.
El fin del "sueño americano"
Si
hay algo que podemos destacar en un primer visionado del regreso de
Twin Peaks, es que nos encontramos con el
mejor Lynch. Desde el
punto de vista artístico, el cineasta ha ido puliendo el estilo que
lo caracteriza y dicha evolución se observa en este Twin Peaks
modelo 2017.
Allí
podemos observar referencias a varios de sus trabajos anteriores
como: "Mulholland Drive" o "Lost
Highway", sobre todo en el tono de algunas situaciones y
personajes que parecen compartir universo con las obras mencionadas.
Esto
de ninguna manera quiere decir que el artista de Montana se este
copiando a sí mismo, sino que ha incorporado en su retorno a la
icónica serie de los años '90, elementos que han pasado a formar
parte de su firma como director y son constitutivos de su forma de
filmar.
Por eso vemos en éste regreso, no solo como se han terminado definitivamente esos personajes edulcorados e ingenuos de las dos primeras temporadas, sino también la aparición de una atmósfera malsana, imbuida de una sordidez y brutalidad que ya no dejan lugar a las deliciosas tartas de cereza y café de la original.
El
idílico poblado de Twin Peaks, no solo ya no es el centro geográfico
de la serie, sino que parece haber sido corrompido completamente por
el mismo malestar y decadencia que observamos en el resto de los
escenarios y localizaciones en los que transcurre la acción.
Algunos
de sus habitantes han perdido completamente la cabeza, mientras que
otros se han entregado a una profunda depresión y angustia. A
ésto se suma una juventud perdida en el mundo de las drogas y la
degradación, donde la familia y las figuras paternas han pasado a
ser poco más que una caricatura.
Por lo
cual, podría decirse que el tono de esta largamente esperada nueva
temporada, de alguna manera ilustra la desaparición del
"sueño americano", encarnado simbólicamente en
aquellos pueblos pequeños de la norteamérica profunda, como último
bastión de resistencia contra el avance de la civilización
globalizada de la posmodernidad.
Mr. Jackpots
Si hay un personaje (o antipersonaje) que se destaca a lo largo de la tanda de 18 episodios, sin dudas ese es Dougie Jones, el catatónico individuo en el que se ha convertido el brillante agente Dale Cooper, después de haber pasado 25 años en la habitación roja.
Dougie es un recipiente vació, un espejo que se limita a reflejar los estímulos que se le presentan. Contrariamente a la mayoría de los personajes que aparecen en la series de hoy en día, la mutación del alegre y perspicaz agente Cooper es un robot, una marioneta que se limita a seguir órdenes y, aun así, irónicamente, todo le sale bien por obra de alguna fuerza extraña.
Es así como la dualidad Cooper-Dougie funciona de forma excelente a nivel narrativo, generando una tensión que solo se rompe en los compases finales de la historia, con el esperado renacer del carismático agente.
Hubiese sido fácil para la dupla Lynch-Frost echar mano del que es, para mí, uno de los mejores personajes de la historia de la pequeña pantalla. Sin embargo, una vez más, rompieron todos los convencionalismos, dejándonos algunos de los momentos más importantes de la TV de los últimos años.
La independencia de la imagen
Otro rasgo distintivo que tiene que ver con el aspecto formal de la serie y con la obra de Lynch en general, es la habilidad que el mismo posee para insertar elementos estéticos de gran factura dentro del relato, sin importar que estos tengan o no que ver con el desarrollo narrativo.
Con motivo del estreno de "Inland Empire" en el año 2006, el oriundo de Missoula, ante la pregunta de un periodista respecto de los fundamentos de la cinta, respondió: "Hay gente a la que le gustan las películas que se entienden y hay gente a la que le gustan las películas que dejan espacio para que el espectador sueñe. A mí me gustan las que permiten soñar. La comprensión intelectual no tiene más importancia que la posibilidad de sumergirse en cada escena separadamente. Me encanta enamorarme de una idea y ver cómo se transforma en cine, qué va haciendo con esa idea el proceso de filmación."
Dicha
frase resume un poco, no solo algunos fragmentos en apariencia
inconexos dentro de la nueva temporada de Twin Peaks, sino la
forma en la que el propio Lynch concibe su visión artística en el
ámbito audiovisual.
Si
bien la serie de 2017 no comparte el grado de abstracción de aquel
film de 2006, no hay dudas de que, al igual que gran parte de la obra
del director, el elemento fantástico para significar
determinadas situaciones posee un lugar preponderante nuevamente.
Dicho
elemento, parece ser integrado con el objetivo de ir
construyendo "metarelatos" que, en algunas
ocasiones enriquecen y tienen relación directa con la trama
principal, y en otras no.
Éste
aspecto en particular puede irritar un poco a algún tipo de público
impaciente, y más acostumbrado al tipo de producciones que abundan
hoy en día en la pequeña pantalla donde, hasta el más mínimo
detalle de la trama es explicado, gracias a una especie de pánico
por parte de la industria a que el espectador no entienda o tenga que
esforzarse un poco por interpretar lo que contempla. Twin
Peaks 2017 no es apta para todos los paladares.
Temporalidades circulares
Lo supieron los arduos amigos de Pitágoras:
Los astros y los hombres vuelven cíclicamente;
Los átomos fatales repetirán la urgente
Afrodita de oro, los tebanos, las ágoras.
..........................................................
..........................................................
Vuelve la noche cóncava que descifró Anaxágoras;
Vuelve a mi carne humana la eternidad constante
Y el recuerdo ¿el proyecto? de una noche incesante:
Lo supieron los arduos amigos de Pitágoras…
(Borges. Antología Personal, p. 144)
Cómo
si fuera una reminiscencia "borgeana", el
periplo del agente Cooper termina de nuevo en el punto de partida,
donde el tiempo transcurrido es solo un espiral perverso que condena
a los personajes a un regreso eterno, a una repetición cíclica
infinita.
Tal y como sucedió hace 25 años, en otro tiempo y en otra dimensión, el grito de una Laura Palmer que "es y no es" ella misma, sella ésta nueva temporada de Twin Peaks como si fuera una pesadilla que vuelve a repetirse una y otra vez.
Pero
si todo es una pesadilla en un tiempo que transcurre de forma
circular, quizás la frase formulada por el misterioso personaje
encarnado por Monica Belluci, en el extraño sueño del
agente Gordon Cole (personificado por el propio
Lynch), sea la clave para desentrañar todos los enigmas planteados en la serie:
"Somos
como el soñador que sueña y luego vive dentro del sueño... ¿Pero
quién es el soñador?".
Twin Peaks: el retorno de un artista
Reviewed by Martín
on
11/25/2017 02:13:00 p.m.
Rating:
![Twin Peaks: el retorno de un artista](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj38IQDPI_SiXn5RIPIOdhc3aEDbgeWY9Xsdv72t48-tSW7SGotgua4RZcobdAmBSpQgH7v6lBLuslotXf7G8SUUH5yt39RFfh_pWF679ed7UTjph84mBLfIWmydX-8I8KGuDSxbjHtyCg/s72-c/twinpeaks8-1.jpg)
No hay comentarios.: